Algún día te encontraré, sin buscarte ni
esperarte... Tal vez me busques o me esperes, o quizás simplemente me
encuentres como yo....
Te quedaras sin que te lo pida... Te quedarás
aunque con mis actos y mis palabras parezca rogarte que te vayas, aún así te
quedarás...
No querré huir, no querré que te vayas...
Huiremos los dos, pero ambos en el camino querremos volver, volveremos, y no nos
cansaremos de volver, porque un día ya no querremos huir....
Sabrás lo que quiero, sabré lo que quieres, y
un día tras otro, tu risa y algo de mí nos enamorará de nuevo, como la primera
vez... Estaremos tristes, cansados, sin ganas de seguir, pero esa será la única
razón, la más fuerte para seguir...
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Un día quizás te atrevas a huir de él...
Allí tal vez te des cuenta que no sólo lo
hiciste, sino también que eres capaz de hacerlo y así sepas que eres libre...
Cuando estés conmigo sin tener que esconderte,
es posible que sientas la ausencia de ese motor de tus planificados,
esporádicos y fortuitos escapes, de ese toque que te regalaba un pequeño pero
intenso sabor a libertad, muy parecido al amor y muy cercano a la locura...
Entonces ya no seré tu libertad sino aquel que
la cohíba, quien ya no sepa a ese dulce sabor que en varios instantes lo
probaste, y lo sentiste, aún en aquéllos momentos en que sentada, pensante, no
creías serias capaz... Entonces, prefieras dejarme...
Pues lo aquella conquista al haber huido, se
note más placentera, y tu miedo a permanecer amarrada, sea mayor que partir...
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